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martes, 4 de noviembre de 2008

PS3 Análisis: Valkyria Chronicles

Plataforma: Playstation 3
Editor: Sega
Desarrollador: Sega
Lanzamiento: 31/10/2008
Género: Rol
Código PEGI: +16

Ilustraciones de una guerra

Desde el anuncio de Senjou no Valkyrie días después del E3 2007, arropado bajo la producción de una figura creciente dentro de Sega como Toshihiro Nagoshi (relacionado también con la popular saga Yakuza) y el equipo de Sakura Taisen, Valkyria Chronicles se ha desmarcado de otros muchos títulos gracias a una fuerte personalidad, inicialmente por un peculiar apartado gráfico pero también por su divertido acercamiento a la estrategia.

La buena acogida entre público y crítica ha permitido que su lanzamiento a occidente (sin traducción al castellano) sea una realidad, en plena campaña de lanzamientos fuertes del año y con prioridad sobre Yakuza Kenzan!, cuya distribución en Europa y Estados Unidos, a pesar de pertenecer a un género más popular, aún no se ha confirmado. Aún sin tratarse de un superventas, Valkyria Chronicles ha generado numeroso material de merchandising (como figuras, libros de arte e incluso manga) y cuenta con una edición especial en Japón. ¿Qué tiene de especial Valkyria Chronicles? Personajes muy carismáticos y una jugabilidad a prueba de bombas.

La historia comienza con una realidad alternativa situada en un conflicto armado en Europa en los años 30, durante la IIª Guerra Mundial. La Alianza Imperial y la Federación Atlántica se encuentran en un encarnizado enfrentamiento en el que un pequeño país independiente llamado Gallia, cuya posición estratégica y cantidad de recursos de un preciado material (el ragnite) lo convierten en un objetivo para la superpotencia de la Alianza Imperial, cuyo poder bélico aparentemente hará sucumbir Gallia sin muchos problemas.

Es en el pequeño pueblo de Bruhl, que empieza a recibir los primeros ataques y cuya población ya se encuentra en exilio cuando conocemos a Welkin Gunther, un joven estudiante, amante de la naturaleza cuyas aspiraciones de futuro en la docencia están lejos de las armas, pese a ser hijo de un héroe de la Iª Guerra Mundial. Su encuentro fortuito con Alicia Melchiott (dispuesta a resistir y luchar por su país tras ver el dolor de la guerra) y posteriormente con su hermanastra Isara Gunther, hábil mecánica y piloto del tanque que servirá de vehículo y armamento pesado, creará nuestro primer e improvisado pelotón contra el rodillo militar del Imperio.

La mayoría de títulos de estrategia basan su trasfondo en una guerra y Valkyria Chronicles no es menos, pero el tratamiento de la historia si es muy atractivo. Está contado en forma de capítulos (incluso gráficamente, por un libro que pasa las páginas) en numerosas escenas que dan un gran carisma a los protagonistas con los que se empatiza inmediatamente. Estas historias casi personales muestran una cara diferente del conflicto, en el que seremos testigos de la destrucción de pequeños pueblos y asesinatos indiscriminados en un mundo que mezcla elementos de la época (fusiles, granadas y tanques) con toques mágicos y fantásticos, como la irrupción entre las filas Imperiales de Selvaria Bles, cuya presencia da título al juego (por sus venas corre la sangre de las valkirias que otorgan poderes sobrenaturales). Son las historias personales del elenco de personajes las que hacen avanzar la historia y mantener pegado al jugador frente a la pantalla, lejos de entrar en terrenos políticos que generalmente carecen de atractivo (especialmente cuando hablamos de una historia inventada con leves paralelismos bélicos reales).

La estructura de Valkyria Chronicles avanza por medio de capítulos y pequeños textos que componen la aventura. Algunos de estos eventos son descritos por medio de secuencias, así que es posible presenciar un encuentro con nuevos compañeros, regresar al menú, desbloquear un nuevo párrafo, y contemplar otra nueva secuencia del conflicto armado. Pero, lógicamente, toparemos con las misiones de juego, que nos harán partícipes de estos inicialmente pequeños combates y escaramuzas (pues hasta que disponemos de tanque, en algunas ocasiones nuestro única salida puede ser huir o resistir con vida un embiste) hasta hacer frente a todo el ejército del Imperio. Es por ello que Welkin y Alicia no van a estar solos en esta historia.

Tras un par de capítulos casi a modo de introducción en los que nos acompañarán algunos milicianos esporádicos, la historia nos llevará a formar Squad 7 (Pelotón 7) con Welkin al mando. En nuestro campamento disponemos de varias opciones entre las que cabe destacar la elección de veinte integrantes de nuestra plantilla, divididos den cinco clases: scouts (quizás los más equilibrados, para reconocimiento y largas caminatas), tropas de asalto (gran poder ofensivo), lanceros (disponen de misiles para dañar armamento pesado, pero la munición es muy limitada), ingenieros (reparan tanques, construyen protecciones y ofrecen munición) y francotiradores (como su nombre indica, alcanzan objetivos muy lejanos pero su defensa los deja vendidos en combate directo). La parte estratégica está clara: cada persona dispone de un perfil que lo hace único, tanto en su vitalidad como por la “personalidad”, que se traduce en amigos dentro del pelotón y características propias.

Así por ejemplo tenemos que un scout con poca vitalidad puede ser alérgico al polen (lo que descenderá sus defensas en entornos naturales), con sentido de camaradería (mejora sus habilidades cuando se encuentra junto a compañeros de la misma clase), y varios amigos junto con los que mejora sus valores, mientras que otro más vital puede temer a cierto tipo de enemigos (le hace bajar la puntería), tratar de impresionar a compañeros cercanas (mejora sus habilidades junto a mujeres u hombres) y es pesimista (baja su ataque cuando recibe daño). Teniendo en cuenta el gran abanico de sentimientos tanto positivos como negativos hacia entornos, personas (por clase, sexo o raza) y eventos, el jugador comprueba que no existe el guerrero perfecto y la mejor solución es construir un equipo con sentido de las relaciones personales entre ellos y equilibrado para todo tipo de situaciones.

Una vez compuesto el pelotón, llega el momento de desarrollar sus habilidades y añadir nuevas, y mejorar su material, todo mediante el gasto de experiencia y dinero conseguido en las batallas. No podemos dejar de aplaudir el sistema utilizado para entrenar a los soldados, ya que los puntos invertidos en evolucionar cada clase mejoran a todos los componentes de esa determinada especialidad, tanto los que utilicemos como los que aún no hemos incorporado. Se soluciona así un pequeño defecto de otros títulos, tanto de estrategia como RPG, que generalmente deriva en que los jugadores que más utilicemos sean los más poderosos, independientemente de si han sido una buena o mala elección inicial.

No tenemos que temer pues a cambiar un determinado miliciano por otro nuevo ya que no perdemos el avance y gasto realizado en su experiencia. De forma similar, se mejoran las armas de cada tipo (fusiles, misiles, ametralladoras, etc.) e incluso existen ramificaciones para ir derivando el poder ofensivo en una u otra dirección. Los uniformes por su parte representan la defensa, y la modificación del tanque mediante piezas da lugar a una gran personalización en cuanto a prestaciones, primando potencia de ataque o resistencia, o nivelando por igual la máquina.

La mecánica en el campo de batalla, una vez decididos los miembros que entrarán en combate, se basa en buscar posiciones y atacar mediante un determinado número de turnos señalados en pantalla. Durante una primera fase, se asignan unos turnos al jugador en una vista general del mapa en el que se señalan nuestras tropas y se observa la posición del enemigo (al menos, de los enemigos conocidos).

Seleccionado el personaje, nos desplazamos por el terreno en tres dimensiones desde una vista similar a la de un título de acción, pero nuestra libertad está restringida mediante un determinado número de pasos visible por una barra (cuya longitud depende de la clase del soldado) que va descendiendo a medida que nos movemos; huelga decir que seguir un camino recto y saber a dónde ir es muy importante. También es necesario mencionar que a pesar de utilizar nuestro turno el enemigo no es pasivo y no dudará en lanzar ráfagas al personaje si lo encuentra a tiro, así que trazar caminos protegidos es una buena opción. Una vez encontramos una buena posición de tiro, lo más habitual es agacharse para ofrecer un mínimo de exposición y disparar, acción que detiene el tiempo y nos da total tranquilidad para apuntar al enemigo, incluso en diferentes partes.

El propio juego indica el número de disparos que vamos a realizar (depende del arma) y los necesarios para matar al enemigo de esta forma dando por supuesto que todos los disparos impacten, cosa que no siempre ocurre por factores como la puntería de nuestro personaje. Tras la acción no podemos realizar más disparos o utilizar curas (con una bebida energética) ni lanzar granadas, únicamente movernos si no hemos consumido los pasos límite. En cualquier caso, decidamos mantener la posición o no, pasaremos a controlar a un nuevo personaje o al mismo, utilizando un nuevo turno de nuestras rondas, o dos en algún caso especial como el tanque.

Tanto si gastamos todos los turnos como si queremos ceder la fase de movimiento al rival ahorrando los turnos no utilizados, el bando imperial va a disponer de sus oportunidades para desplazarse y atacar de la misma manera que nosotros. Durante estos momentos no podemos realizar ninguna acción pero al igual que la IA, nuestro batallón disparará automáticamente si tienen oportunidad, de manera que buscar buenas posiciones para interceptar cualquier paso enemigo y derrotarlo en sus propios turnos es una buena idea.

La mecánica continúa de esta manera hasta el final de la batalla, que puede llegar cumpliendo nuestra misión (ya sea eliminar a un determinado enemigo, a todos, conquistar su base, resistir durante un tiempo…) o fallando. Esto último se produce cuando se da alguna de las circunstancias señaladas al inicio de la campaña, que generalmente incluyen la muerte de Welkin, Alicia, o superar un límite concreto de rondas. El resto de nuestros compañeros puede morir cuando su vida se agota, momento en el que se abre un periodo de tres turnos en los que si conseguimos acercar a otro personaje para avisar a los médicos lo recuperaremos; de lo contrario, el miliciano desaparecerá para siempre.

A pesar de unas primeras y asequibles partidas, el juego va incorporando elementos que hacen cada combate diferente y un nuevo reto que pone a prueba nuestras habilidades de estrategia y planificación del terreno. La presencia de armamento pesado, las callejuelas con bifurcaciones y el número de protecciones en el terreno obligan a utilizar progresivamente mejor nuestros recursos, consumir turnos para curar o crear muros con sacos de arena, lo que alarga algunas misiones durante un tiempo respetable. Por suerte se incluye una opción de guardado, no sólo en la pantalla de selección de eventos, también durante el combate, para continuar una batalla que teníamos casi ganada en otra sesión.

Además, y aún utilizando sabiamente nuestras armas, llegará un momento en el que posiblemente nos veamos superados en potencia; es entonces cuando entran en juego las misiones alternativas, cuya disponibilidad va apareciendo a medida que avanzamos en la historia pero que son independientes a esta y pueden ser repetidas tantas veces como queramos con la intención de ganar puntos de experiencia y dinero para entrenar o mejorar al escuadrón. Todo ello, más las partidas de “ensayo y error” probando modificaciones de Edelweiss (nuestro tanque), las diferentes combinaciones de milicianos (entre 50 para escoger, no todos desde el principio) y repeticiones para mejorar el rango obtenido al final de cada una hace la duración de Valkyria Chronicles muy variable, de veinte a cuarenta horas de diversión que rara vez decae gracias a la planificación de las misiones principales. La historia principal y política se puede leer en periódicos según se completan capítulos, lo que sumado a las historias personales y más cercanas de los héroes, la mayoría de origen humilde, da un enfoque ligeramente diferente a otros títulos de temática similar.

Quizás el mejor halago hacia Valkyria Chronicles sea el de conseguir acercar un género tan poco de masas (al menos en consola) como la estrategia en tiempo real a todo tipo de público, más cuando no recrea un acontecimiento histórico e incorpora elementos de rol. El juego que Sega ha producido permite a todo tipo de usuarios entrar en el mundo de Gallia para protegerlo; los novatos no encontrarán complicaciones en entender la mecánica que pocas veces llega a bloquear al jugador (y cuando esto ocurre, es fácil detectar que hemos hecho mal para no repetir errores), y los más expertos disfrutarán gracias a la gran cantidad de variables que modificar en el batallón y posibilidades de terminar una misión.

Los momentos menos jugables, como cuando el enemigo realiza sus movimientos han sido bien resueltos rara vez resultan aburridos debido a que nuestro equipo también toma parte de forma automática disparando cuando tiene ocasión. Finalmente llegamos a la conclusión de que una traducción habría eliminado el único defecto importante de la versión europea, pues sin ser un lenguaje excesivamente complicado, las explicaciones del juego y objetivos son descritos en inglés, y por lo tanto es necesario un mínimo para superar la aventura sin ayuda externa.

Cabe mencionar la existencia de capítulos descargables (en el momento actual sólo disponibles en Japón) que añaden un nuevo nivel de dificultad y más horas al ya de por sí amplio tiempo de juego, pero especialmente profundizan en las historias y pasados de los personajes principales, e incluso incluyen la opción de jugar como el escuadrón de Selvaria frente a Gallia. Dependiendo del éxito en occidente, Sega planteará su distribución en PlayStation Store. Cuenta además con instalación de datos en el disco duro (algo más de 3 GB) para reducir los tiempos de carga, una medida que aplaudimos por ser completamente opcional.

La ambientación de Valkyria Chronicles es otro de los puntos fuertes del juego. Desde un punto de vista frío y técnico, y tal como ocurre con destacados títulos entre los que cabe citar Okami o Naruto: Ultimate Ninja Storm (cada uno en su estilo), podemos achacar alguna falta de detalle o complejidad en algunos entornos que pongan de manifiesto que no nos encontramos ante un juego que explote todas las posibilidades del sistema, pero son detalles que pronto pasa a un segundo plano.

A un brillante modelado de los personajes (que poseen una apariencia y proporciones de estilo de anime) hay que sumar el característico aspecto que consigue la tecnología denominada Canvas que simula la pintura de acuarela con tonos claros y líneas de lápiz para sombreados y bordes imperfectos. Esto da a Valkyria Chronicles una personalidad única y coherente con todo un mundo animado propio de las dos dimensiones, similar a ilustraciones realizadas a mano frente a la estética limpia que acompaña generalmente al cel shading.

Pero no sólo en las secuencias en tiempo real descubrimos las virtudes de Valkyria Chronicles, durante el transcurso de diálogos menores al más puro estilo clásico de los RPGs (una imagen animada del personaje que habla en viñetas) se incorporan elementos reconocibles para el lector, especialmente del manga, como gotas y símbolos de emociones que remarcan el estilo buscado. Esto es visible también durante la partida, con onomatopeyas en explosiones o disparos. La belleza del juego invade los menús y la pantalla del mapa, que pasa de ser un simple boceto en papel a cobrar volumen y color al convertirse en la zona de juego. Sin duda, más allá de polígonos y texturas, Valkyria Chronicles es uno de los juegos más llamativos de los últimos tiempos.

La banda sonora incluye por una parte una gran música y voces tanto en su versión original japonesa como en inglés (con gran nivel). Cada personaje del pelotón posee su propia voz y expresiones acordes con su personalidad (algunos son entusiastas soldados dispuestos a comerse el mundo, otros son apáticos personajes enrolados con poca motivación). La música a cargo de Hitoshi Sakimoto, recuerda y con razón a otras obras del compositor como Final Fantasy XII, Final Fantasy Tactics, Breath of Fire: Dragon Quarter o Vagrant Story (quizá su obra más brillante hasta la fecha). En ese sentido, y a pesar de que numerosos temas van a llevar ese sello que nos hacen recordar otros juegos, las partituras de Sakimoto casan perfectamente con el ritmo militar de los combates y vídeos. Sin duda una muy buena elección que imprime más aire bélico a las misiones variando según el bando que posee el turno. Además, consigue cambiar de registro para los momentos más emotivos o tristes, que los hay.

Conclusiones

Valkyria Chronicles es un titulo sólido e innovador (sin llegar a ser revolucionario) al que pocas fisuras se le pueden encontrar, más allá de la falta de traducción que sin embargo no debe ser obstáculo para aquel que tenga un mínimo de conocimiento del idioma, pues no estamos ante una aventura gráfica y no existe parte de exploración. El sistema de juego es cómodo, ágil y alejado de las complicaciones que muchas veces van asociadas al género, y la mezcla de estrategia en línea con títulos como Full Spectrum Warrior con una historia y personajes de corte rolero facilitará que muchos disfruten de los combates y la aventura que únicamente requiere tiempo y dedicación, algo que seguramente reciba pues es un juego atractivo del que es difícil desconectar hasta completar el final de la trama.

Recomendable para todo tipo de jugadores, habituados al género o no, y en especial a quien busque un juego diferente dispuesto a ofrecer horas al mando de un peculiar pero entrañable pelotón en un mundo fantástico.

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