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miércoles, 17 de diciembre de 2008

Análisis de World of Warcraft: Wrath of the Lich King

Plataforma: PC
Editor: Vivendi
Desarrollador: Blizzard
Lanzamiento: 13/11/2008
Código PEGI: + 12

Ya os comentábamos semanas atrás que la guerra en el mundo de los juegos de rol masivos en línea había alcanzado su momento de máximo esplendor. Títulos como Age of Conan o Warhammer Online han revitalizado una gran confrontación con el que hasta el momento continúa siendo el juego de rol masivo en línea más importante del mercado. Hablamos, por supuesto, de World of Warcraft, que tras The Burning Crusade recibe una segunda expansión de contenidos muy conservadora a nivel general, pero que sin duda, también presenta una serie de mejoras que harán las delicias de los aficionados al éxito de Blizzard.

Una aventura más épica

No han sido pocas las grandes batallas que se han librado en el mundo de Azeroth. En este universo de fantasía, las fuerzas de la Alianza y la Horda no han dejado de combatir entre sí y contra los peligros que pueblan la región sin descanso. Muchos usuarios, embriagados por el afán de mejorar al máximo las habilidades de sus avatares y recoger los mejores botines posibles, han dedicado centenares de horas a combatir sin tregua contra sus enemigos; otros, en cambio, han terminado aborreciendo esta fórmula de juego tan centrada en el combate contra decenas de criaturas de toda índole para subir de nivel o cumplir determinadas misiones. En este sentido, Wrath of the Lich King contentará enormemente a los aficionados a la saga puesto que no varía prácticamente nada con respecto a lo visto con anterioridad, aunque sí es cierto que cuenta con determinados elementos realmente impresionantes que mejoran de una forma considerable la experiencia de juego, pudiendo por tanto atrapar a aquellos usuarios más reticentes a regresar al universo creado por Blizzard.

En este caso hablamos por ejemplo de la gran importancia que adquiere la historia en esta expansión. Como ya parece ser habitual en el género, ahora las misiones no serán una mera excusa para plantarnos en medio de una región atestada de enemigos a los que abatir sin compasión. Personajes memorables, descripciones de sucesos terribles, grandes historias que contar, y muy variadas situaciones por vivir. Wrath of the Lich King da un gran paso adelante en este sentido al plantear un desarrollo de la acción más cercano al que podríamos encontrar en un juego de rol tradicional, permitiendo al jugador que con sus acciones modifique el mundo que le rodea, sin tener por tanto que depender de la progresión de todo el servidor. Y es que ahora, si durante una misión hemos visto morir a un personaje relacionado con la trama central de la historia, o una ciudad ha sido asediada, por ejemplo, estos cambios tendrán su efecto exclusivamente en nuestra partida, por lo que mientras otros usuarios pueden seguir hablando con un, para nosotros, difunto, nosotros interactuaremos con estos usuarios en un “mundo” algo distinto.

Este considerable aumento de la carga argumental del juego se nota, sobre todo, en los primeros compases del Caballero de la Muerte, que resultan sorprendentes. No en vano, se trata del estreno de una nueva clase de personaje dentro del universo World of Warcraft, algo que no pasaba desde el lanzamiento del original, siendo además la que más difiere del resto.

Un guerrero versátil

Como ya os comentamos, cualquier usuario con un nivel superior a 55 puede convertir a su avatar en un Caballero de la Muerte, un personaje que combinará de una forma devastadora sus grandes dotes en el combate cuerpo a cuerpo con una increíble resistencia a los golpes, y la posibilidad de aumentar el daño gracias a las diversas auras con las que cuenta. En este sentido, podremos especializarlo en uno de estos estilos, u optar por conseguir un guerrero más equilibrado que no destaque de forma contundente en ninguna de estas facetas.

Pero como decíamos, éste se trata de un tipo de personaje muy distinto a los que hasta el momento estábamos acostumbrados a usar. Por un lado, destaca el nuevo sistema de poderes con el que cuenta ya que descarta el empleo del maná, la energía o la furia, para centrar todo su poder en la energía rúnica. Al respecto, contamos con seis espacios por cubrir con diversas runas para mejorar notablemente nuestras habilidades defensivas y de combate en base a tres ramas de talentos: sangre, que entre otras cosas nos permitirá robarle vida a los contrarios mientras les golpeamos (se mejoran además los talentos centrados en armas, armaduras y ataques), escarcha, que se basa sobre todo en nuestras aptitudes defensivas de cara a los ataques mágicos, a nuestra capacidad de evadir golpes, etc.; y profano, que aumenta nuestra velocidad de ataque reduciendo el tiempo para usar las habilidades especiales de esta clase como la posibilidad de invocar todo tipo de criaturas -espectacular la habilidad que adquiere al nivel 80-. Combinando sabiamente estas runas, las habilidades de nuestro avatar se irán modificando y adaptando al devenir de las contiendas, pudiendo en determinados momentos aumentar nuestro poder físico para causar estragos entre las filas enemigas, para en otras, mejorar al máximo nuestra defensa mientras los aliados tratan de abatir a los rivales.

Hay que recordar que aparte de poder usar una gran variedad de armas blancas –pueden llevar hasta dos espadas a la vez- , el Caballero de la Muerte puede usar también auras mágicas de todo tipo que combinará con habilidades tales como traer a la vida a los muertos para que combatan junto a él. No hay que olvidar que este combatiente se trata de la primera clase heroica del juego, y eso se nota desde el principio. Como vemos, su versatilidad en el combate le convierte en un rival temible, aunque tampoco hay que caer en el error de pensar que son luchadores invencibles. El problema, al menos de momento, es que todavía se tiene que trabajar algo en lo referente al balanceo de las habilidades de dicho combatiente, puesto que con habilidades tales como drenar la vida de los contrarios mientras les atacamos, sí se muestran algo por encima del resto de personajes, que por cierto, también han sufrido diversas mejoras con el parche 3.0 -algunas clases han mejorado notablemente, por cierto-.

Por otro lado, también hay que resaltar que ésta se trata de una clase compleja a la que habrá que dedicarle horas hasta sacarle el máximo provecho posible. Por eso, los más veteranos disfrutarán del desafío que supone dominar las habilidades del Caballero de la Muerte.

Más grande y variado

Antes remarcábamos que Wrath of the Lich King había aumentado considerablemente el peso del argumento en el juego bañando con el mismo a gran parte de las misiones que por fin no se basarán, casi exclusivamente, en ir de un lado a otro exterminando a enemigos o recolectando recursos sin descanso. Sí, por supuesto, éstas siguen estando presentes, pero en menor medida. Ahora, en cambio, tendremos ocasión de vivir con mayor intensidad el gran conflicto que se cierne en Azeroth –las misiones finales son absolutamente magistrales-, pudiendo además superar muchas de estas misiones a lomos de varias monturas e ingenios mecánicos que dotarán de más variedad al desarrollo de la acción. Al respecto, ha aumentado considerablemente el número de secuencias pregrabadas para dotar de más vistosidad al desarrollo de la acción.

Del mismo modo, las nuevas mazmorras que se han creado para la ocasión muestran un diseño fantástico, con unos escenarios lúgubres que recuperan el tono fantástico del universo Warcraft –algo que se perdió en cierto modo con The Burning Crusade-, y que plantean un gran desafío para todos aquellos usuarios dispuestos a adentrarse en las mismas. En este sentido, éstas resultan de lo más accesibles tanto para equipos de 10 como 25 jugadores, aunque se echan de menos más arenas de combate para medir nuestras fuerzas contra los jugadores de la facción rival. Al menos, el sistema de logros creado para la ocasión supone un nuevo incentivo para explorar todas estas facetas del juego, incluyéndose además toda una suerte de recompensas para los usuarios que realicen labores tan llamativas como caer de una gran altitud sin morir en el intento.

También, la llegada de la zona Conquista del Invierno resulta de lo más llamativa. Ésta se trata de una gran región dedicada a los combates entre jugadores, quienes tendrán que hacerse con el control de una gran fortaleza en un entorno en el que todo el mundo estará expuesto a los ataques enemigos. Por el camino, habrá repartidos diversos puntos de control que deberemos conquistar para aumentar nuestra presencia en la zona, logrando incluso diversas máquinas de guerra con la que asediar las posiciones enemigas. Algo que dota de una gran espectacularidad a estas escaramuzas, ya que el equipo atacante deberá derribar todas las estructuras defensivas que se encuentre a su paso mientras los contrarios defienden con fiereza cada metro de tierra.

Lógicamente, Blizzard trata de incentivar la participación de los usuarios en estas batallas masivas con diversas recompensas a las que tendrán acceso el bando que controle la región, por lo que la guerra está garantizada. Y aunque de momento hay algunos errores y en ocasiones las contiendas resultan algo caóticas, el resultado final es más que bueno. Aún así, todavía hay mucho que mejorar al respecto, sobre todo si el equipo de desarrollo quiere equiparar esta faceta de juego a la que ofrecen sus rivales.

Y ya que estamos con las novedades, el juego ha visto mejorada ligeramente su faceta social con la llegada de una nueva profesión, Inscripción, mediante la cual, los usuarios podrán crear los llamados glifos, que son mejoras permanentes para las habilidades y poderes mágicos de otros usuarios. Una forma bastante rápida de aumentar nuestros ingresos mientras logramos que otros usuarios disfruten de divertidos y devastadores nuevos poderes. Del mismo modo, nos encontraremos con más opciones a la hora de personalizar a nuestro avatar con los nuevos peinados y vello facial, así como la inclusión de un útil calendario de eventos en el que los usuarios más asiduos al universo World of Warcraft podrán organizarse de una forma más sencilla.

Pero en este caso, se echa de menos una mayor profundización en la vertiente social del juego de Blizzard ya que continúa siendo un título enfocado por completo a los combates contra otros usuarios y las criaturas que pueblan el universo de Warcraft. La posibilidad de poder construir casas como en otros referentes del género, por ejemplo, darían más vida a este gran universo que día a día no deja de mejorar.

El continente helado

World of Warcraft tiene ya cuatro años a sus espaldas, algo que se nota sobre todo a nivel técnico. Por eso, nadie debe esperar en esta expansión encontrarse con un nivel gráfico similar al de Age of Conan, por ejemplo, que a día de hoy se trata del referente gráfico en el mundo de los juegos de rol masivos en línea. Sin embargo, Blizzard ha sabido jugar muy bien sus cartas y en esta ocasión, han incluido leves mejoras gráficas que, unidas al soberbio trabajo llevado a cabo nivel de diseño, hacen que adentrarse por la región helada de Rasganorte sea todo un placer.

Por un lado, se han mejorado levemente el modelado de los personajes y los enemigos con los que nos encontraremos; las armaduras y equipamiento en general adquieren mayor definición, con un diseño también muy atractivo; los escenarios son más amplios y detallados, y más importante aún, son de una belleza tal que tienen muy pocos rivales al respecto. Algo que se traslada perfectamente a las mazmorras de Wrath of the Lich King, que como decíamos anteriormente, retornan a los ambientes lúgubres y misteriosos propios de este universo, con alguna que otra mazmorra francamente original a nivel visual. Y del mismo modo, si a todo este espectáculo visual le sumamos una banda sonora de lujo, el resultado no podía ser mejor. Bueno sí, el doblaje al castellano, que también le hace ganar muchos enteros.

En este punto, la variedad de entornos resulta considerable, con regiones montañosas, bosques, costas, regiones arrasadas por el fuego… en definitiva, todo un espectáculo visual no por la tecnología, que como decíamos poco puede hacer ante otros títulos (aunque con las sombras en tiempo real y las mejoras en la iluminación se nota una evolución), sino por el talento de los diseñadores de Blizzard, que han demostrado estar a otro nivel.

Conclusiones

En definitiva, Wrath of the Lich King se trata de una gran expansión de contenidos que añade una considerable cantidad de nuevas misiones francamente bien diseñadas y con un gran trasfondo argumental sorprendente que sin duda, harán las delicias de los seguidores del juego. Del mismo modo, el Caballero de la Muerte, pese a ser una unidad que en nuestra opinión necesita un reajuste de su poder para equipararlo al de otras clases, añade otro plus de valor para los veteranos en el universo World of Warcraft, no ya solo por lo bien diseñada que está–su historia y como ésta se desarrolla es increíble-, sino también, por lo novedoso de su sistema de combate y por todo el juego que dan en las partidas en grupo.

El principal problema de Wrath of the Lich King –o su mayor virtud- es que es un más de lo mismo. Sí, se han refinado algunos de los aspectos más negativos de World of Warcraft, y se añade más contenidos; pero a grandes rasgos, los cambios no son tan notorios como nos habría gustado. De todos modos, ningún aficionado al juego debería dejar escapar esta expansión. La aventura que propone bien merece la pena.

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